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martes, 28 de junio de 2011

La sal: Amiga o enemiga?




El nombre químico de la sal de mesa es cloruro de sodio, y es precisamente el sodio el elemento dañino. Todos sabemos en qué alimentos está presente la sal en grandes cantidades: tocino, bacalao, tasajo. Sin embargo, la lista de productos no-salados que contienen bastante sodio resulta realmente sorprendente y entre los cuales mencionamos a continuación
  • Carnes
  • Leche
  • Queso
  • Mayonesa
  • Sopas enlatadas
  • Encurtidos
  • Salsa de tomate
Si a estos alimentos le sumemos toda la sal que se incluye en la cocina y en la mesa, se tendrá una idea de las enormes cantidades de sodio que se consume a diario.
Los médicos asocian el exceso de sal con toda clase de padecimientos, desde los tobillos hinchados hasta los dolores premenstruales. Sin embargo, la hipertensión (alta presión arterial) es el más alarmante de los males que se asocian con la sal.
En términos simples, la presión arterial es la fuerza que ejerce sobre las paredes de las arterias la sangre que fluye a través de más de100.000 kilómetros de vasos sanguíneos que hay en el cuerpo humano.  Cuando esa fuerza es excesiva surge la alta presión lo cual causa embolia,  fallo renal o ataque cardíaco.   Por esta razón, en muchas regiones del mundo a la hipertensión se le considera la causa principal de enfermedad y muerte.
Lo peligro de la hipertensión consiste en lo silencioso que es.  Una persona puede ser hipertensa y puede que no lo sepa, ya que no nota sus síntomas hasta que el mal haya causado estragos irreparables a los riñones, la vista, las arterias o el corazón. De allí la importancia de tomarse la presión con regularidad.
Este trastorno no sólo se reserva para las personas mayores sino ataca hasta jóvenes sin establece distinción de sexos o condición social.
Con base a lo anteriormente expuesto, nos preguntamos, entonces, ¿Cómo podemos reducir el consumo de sal? ¿Cómo podemos acostumbrarnos a comer poca sal? ¿Cómo podemos disfrutar la comida sin sal?
Contestar estas preguntas no resulta fácil  porque, como hemos mencionado, la sal está presente en casi todos los alimentos.  Esto no quiere decir que deba renunciar a sus comidas favoritas, sino que debe comer más de las que tienen bajo contenido de sodio, tales como las habichuelas, maíz tierno fresco, tomates crudos, pimientos verdes y frutas frescas. 

Recomendaciones
El verdadero secreto de acostumbrarse a comer bajo de sal consiste en perseverar.   Para ello, les recomendamos las siguientes ideas que le harán la vida más llevadera:
  • Adquiera un libro de cocina especializado en recetas con baja cantidad de sodio.
  • Sazone los granos, el brócoli y otros vegetales con una gota de aceite, un poquito de zumo de limón, ajo o pimienta.
  • Descubra las delicias de las yerbas aromáticas y especias como el estragón, la albahaca y el azafrán.
  • Déle vida a la carne de res con cebollas, setas picadas, y hojas de laurel. Salpíquela con vino tinto de mesa (el de cocina a veces contiene sodio).
  • Tenga siempre a mano en su refrigerador alimentos con poco sodio, tales como uvas, papaya, manzanas y duraznos.
  • No sale la comida mientras la cocina ni antes de haberla probado. Si está desabrida, no la sazone con sal.  Sólo salpíquela con unos granitos.
  • Consuma más frutas, vegetales y jugos frescos (lea las etiquetas de los productos enlatados y verá que muchos contienen sodio).
  • Evite las sales de ajo, cebolla y apio que se venden en frascos.
  • Guarde el salero en lo más recóndito de la despensa, donde le sea casi imposible alcanzarlo.
  • Recuerde que el cuerpo necesita alguna sal. No la elimine totalmente de su dieta. Si está en estado de gestación, consulte a su médico antes de reducir su consumo drásticamente y recuerde que la moderación es lo que nos permite disfrutar por largo tiempo las cosas buenas de la vida. 

viernes, 24 de junio de 2011

CONOZCA QUE DEBES COMER Y QUE NO DEPENDIENDO DE SU TIPO DE SANGRE

Según los investigadores James y Peter D'Adamo la buena o mala asimilación de los alimentos está condicionada por nuestro grupo sanguíneo. 

Hasta el punto de que en cada grupo (A, B, AB y O) hay alimentos que son perjudiciales, otros beneficiosos y otros neutros. Es más, aseguran que muchas enfermedades pueden deberse al mero consumo de alimentos no adecuados para nuestro grupo sanguíneo. Otros, en cambio, nos ayudarían a sanar. Incluso afirman que en ello está la razón de que muchas personas no consigan adelgazar cuando se ponen a dieta. 

En suma, el doctor Landsteiner descubrió la razón de por qué unas personas fallecían después de una transfusión de sangre y otras no: sus sangres no eran compatibles. Desde entonces sabemos que: 

Las personas con sangre del tipo 0 son "donadoras universales". Es decir, pueden donar sangre a cualquiera de las que tienen otros tipos de sangre pero sólo pueden recibir la suya propia. 
Las personas del tipo AB son "receptoras universales", es decir, pueden recibir sangre de todos los demás pero sólo pueden donar a los de su propio tipo. 
Las personas del tipo A pueden recibir sangre de su mismo tipo y del grupo 0 pero no de las de los tipos B y AB. Y puede donar a los de su mismo tipo y a las de tipo AB. Y, 
-Las personas del tipo B pueden recibir sangre de su mismo tipo y del grupo 0 pero no de las de los tipos A y AB. Y puede donar a los de su mismo tipo y a las de tipo AB. 

Este descubrimiento le sería recompensado a Karl Landsteiner con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1930. 
Cabe añadir que Landsteiner descubrió tres antígenos más (M, N y P) similares a los antígenos de los grupos A y B pero, a diferencia de éstos, su presencia en los glóbulos rojos no supone la existencia en la sangre humana normal de aglutininas naturales. Y posteriormente otro en 1940 -junto a Alexander Salomon Wiener- que bautizaría como antígeno D o factor Rh (llamado así porque lo encontró en el suero de conejos inmunizados con sangre procedente de un mono de la especie Macacus Rhesus). Este antígeno tiene su importancia cuando la madre no tiene el antígeno y el padre sí ya que en el segundo embarazo los anticuerpos específicos anti-Rh que desarrolla la madre pueden atravesar la placenta y provocar el aborto o una enfermedad hemolítica en el recién nacido que cursa con ictericia: la temible eritroblastosis fetal. Finalizo diciendo que posteriormente se llegarían a descubrir hasta 42 antígenos distintos en los glóbulos rojos si bien su incidencia es al parecer notablemente menor y no vamos por tanto a entrar a profundizar en ello. 

Agregaré, por último, que los datos disponibles indican -de forma aproximada- que el 40% de los europeos posee sangre del tipo 0, otro 40% del tipo A, el 15% del tipo B y alrededor del 5% del tipo AB. ç 

La Aportación de James D'adamo 

Como el lector habrá apreciado, la importancia de los antígenos es evidente ya que provoca reacciones inmediatas en el organismo. Pues bien, hace casi tres décadas un naturópata llamado James D´Adamo se dio cuenta de que los tratamientos dietéticos que aconsejaba a sus pacientes no obtenían siempre los mismos resultados y se preguntó a qué podría deberse. Formado en la escuela naturista, su experiencia con los pacientes le llevaría a percatarse sobre todo de que mientras la dieta vegetariana le sentaba estupendamente a algunas personas y su salud mejoraba a otras no parecía hacerles apenas efecto y a algunas incluso les sentaba mal y empeoraban. Aquello le sorprendió llevándole a la conclusión evidente de que no a todas las personas les sienta bien el mismo tipo de alimentación. E intuyó que como la sangre era la fuente principal de nutrición del organismo la respuesta podía estar en ella. Decidió pues investigarlo y a lo largo de muchos años tomó notas para poder luego cotejarlas y buscar posibles pautas comunes. Y sería de tan sencilla pero perseverante manera como llegaría a darse cuenta de que el tipo de alimentación estaba relacionado con los distintos tipos sanguíneos. Observó, por ejemplo, que las personas de sangre tipo A responden mal a las dietas generosas en proteínas cárnicas pero muy bien a las ricas en proteínas vegetales. Y que a esas mismas personas ni la leche ni sus derivados les iban bien. Es más, también mejoraban con ejercicios leves como el yoga mientras los duros y dinámicos les producían malestar. En cambio, a las personas de sangre tipo 0 les sentaba estupendamente la carne y los ejercicios más intensos. Y llegó a la conclusión de que, en efecto, el refrán que dice "lo que es alimento para un hombre puede ser veneno para otro" encerraba una gran verdad. 

Todas aquellas observaciones las recogería James D'Adamo en una obra titulada El alimento de un hombre (One Man´s Food) que vería la luz en 1980. 

Sería sin embargo su hijo Peter -quien estudiaría también Naturopatía si bien en el John Bastar College de Seatle (EEUU)- el que establecería ya esa conexión. Y lo hizo descubriendo en primer lugar que dos de las principales afecciones del estómago -la úlcera séptica y el cáncer de estómago- se daba más en grupos sanguíneos concretos. La úlcera en las personas del tipo 0 y el cáncer en las del tipo A. 

Hasta que los datos acumulados le llevarían finalmente a concluir que el tipo de sangre predispone a las personas a un tipo de alimentación concreto y distinto en buena medida a las de otros tipos. E, incluso, que predispone más a unas enfermedades que a otras. Y no sólo eso: también descubriría que la salud depende, en mucha mayor medida de lo que la gente imagina, de la alimentación. Es decir, que hay alimentos que actúan positivamente en los organismos de las personas con un determinado tipo de sangre mientras en las personas de otros tipos son perjudiciales. Y no sólo eso: a su juicio una alimentación no acorde con el tipo de sangre que se tiene es una de las principales causas del sobrepeso u obesidad de muchas personas... y la causa de que no logren adelgazar cuando lo intentan. Algo que sí conseguirían si dejaran de ingerir los alimentos perjudiciales para su tipo de sangre (recuerde el lector que hemos publicado ya en la revista varios reportajes sobre la dificultad que para adelgazar supone ingerir alimentos a los que uno es sensible o intolerante y que hoy ello puede determinarse con bastante exactitud mediante analíticas. 

Dicho lo cual hay que aclarar desde ya que el propio autor deja claro que esas conexiones no son radicales. Es decir, no todos los organismos de las personas del mismo tipo son intolerantes a todos los alimentos ni el grado de sensibilidad es igual en todos al alimento al que son intolerantes. Las pautas generales que ofrece tras sus años de estudio clínico son pues sólo orientativas. Téngalo en cuenta. En todo caso, si desea profundizar en este tema sepa que encontrará las conclusiones de Peter D'Adamo publicadas en su obra Los grupos sanguíneos y la alimentación (Ed. J. Vergara). 

¿Y Por qué ocurre así? 

Padre e hijo, obviamente, se preguntarían por qué reacciona de forma tan diferente la sangre de unas personas con respecto a la de otras y a qué se debe la incompatibilidad manifiesta entre ellas en algunos casos. Su conclusión -que puede ser discutida- es la de que cada grupo sanguíneo es el resultado de un momento de la propia evolución humana. Según ellos, el grupo sanguíneo del tipo 0 -el más antiguo y extendido- tendría más de 40.000 años de existencia y procedería de los hombres del Cro-Magnon, cuya alimentación se basaba en la caza y, por ende, en las proteínas de la carne. 

El siguiente en aparecer habría sido el tipo A -entre 25.000 y 10.000 años- y apareció con las primeras sociedades agrícolas cuya alimentación se basaba en el consumo de cereales y vegetales, procediendo especialmente de Asia y Oriente Medio. 
El tipo B procedería de las montañas del Himalaya surgiendo hace aproximadamente entre 15.000 y 10.000 años siendo propio de los habitantes nómadas de las estepas asiáticas. 
En cuanto al tipo AB habría surgido de la mezcla entre caucasianos (A) y mongoles (B). 

Pues bien, para los D'Adamo la reacción de cada uno de los tipos sanguíneos se debería a que la sangre guarda una especie de "memoria celular" que "recuerda" su ancestral tipo de alimentación. 
Ahora bien, ¿por qué reacciona la sangre ante ciertos alimentos como si éstos fueran peligrosos enemigos a batir? Peter D'Adamo asegura que se debe a las lectinas de los alimentos. ¿Y qué son las lectinas? Pues un tipo de proteínas cuyos antígenos también producen la activación del sistema inmune y, consecuentemente, el fenómeno de aglutinación en sangre del que hemos hablado al principio. Algunas hasta pueden producir la muerte instantánea en presencia de cantidades infinitesimales al convertir los glóbulos rojos en coágulos que obstruyen las arterias. Es el caso de la ricina que contienen las semillas de castor (Ricinus communis) aunque afortunadamente la mayoría de las lectinas de nuestra dieta no son tan peligrosas. 

Y lo importante es que cada grupo sanguíneo reacciona de manera diferente ante ellas. Es decir, hay lectinas alimentarias -hablamos siempre generalizando- que son rechazadas por las personas de un tipo de sangre mientras no ocurre así con otros para los que incluso son beneficiosas. 

En suma, ingerir alimentos que contienen lectinas incompatibles con nuestro grupo sanguíneo puede ocasionar diversas dolencias e impedirnos reducir el peso en caso de sobrepeso u obesidad. ¿Y cómo saber a qué alimentos somos intolerantes? Pues mediante un test de intolerancia alimentaria (remito al lector a los artículos ya publicados al respecto) o sometiéndose al denominado Test del Iindicán. Se trata de un análisis que permite calcular la eliminación a través de la orina de indicán, una sustancia del grupo químico de los índoles que se elimina por medio de las heces y la orina cuando el aparato gastrointestinal y el hígado no consiguen digerir las lectinas de un alimento. Como es obvio, cuando alguien consume alimentos ricos en lectinas incompatibles con su grupo sanguíneo se constatará una mayor eliminación de indicán al analizar la orina. Para Peter D'Adamo, si el test da un valor de 0 ó 1 no hay problema, si marca 2 o 3 hay algún problema y si la cifra alcanza 3 o 4 la situación puede considerarse crítica. 

Alimentos Beneficiosos, Neutros o Desaconsejados 

En suma, Peter D'Adamo clasifica los alimentos en relación con los cuatro grupos sanguíneos en beneficiosos, neutros y desaconsejados. Los primeros son -en cada grupo sanguíneo- los que desarrollan un papel nutricional óptimo asegurando además una actividad antioxidante, antimutágena y anticancerígena. Podríamos decir que son "alimentos medicinales". Los segundos llevan a cabo un papel meramente nutritivo. Y los terceros son los que contienen sustancias no digeribles para los individuos de un determinado grupo sanguíneo debido a sus lectinas específicas porque provocan la reacción defensiva del sistema inmune que los aglutina para poder luego eliminarlos. 

Características Generales del Tipo 0 

Según Peter D'Adamo las personas con sangre del tipo 0 presentan -siempre hablando en general- un sistema inmunitario potente y muy activo, tendencia a una actividad tiroidea lenta, dificultad de adaptación a nuevas condiciones ambientales y nutricionales, bienestar con actividad física o deportiva regular e intensa y un aparato digestivo muy eficiente capaz de metabolizar dietas ricas en proteínas (carnes magras, pescado y marisco). En cuanto a los alimentos que le son muy beneficiosos o perjudiciales puede encontrarlos el lector en el recuadro. Los que no figuran son considerados neutros pero, en general, las personas del tipo 0 deben: 

1) Consumir frutas y verduras en abundancia pero reducir el consumo de las crucíferas (coliflor, coles de Bruselas, berzas...) y las hortalizas de la familia de las solanáceas (berenjenas, patatas, etc.) excepto los tomates 

2) Consumir carnes magras equilibrando esa aportación con verdura. Deben evitar sin embargo la carne de cerdo, los embutidos, las carnes en conserva y los alimentos en salazón. 

3) Consumir pescado y marisco a excepción de pulpo, salmón ahumado, arenques en salazón, caviar y pez gato así como el pescado salado, secado o en conserva. 

4) Limitar o evitar el consumo de leche, lácteos, quesos y huevos. Están en cambio permitidos la mantequilla, los quesos frescos magros y los quesos de soja. 

5) Eliminar todo producto que contenga trigo y limitar los que llevan maíz y cereales. 

6) Evitar las bebidas gaseosas, las colas y el café prefiriendo el té. 

7) Practicar alguna actividad física de forma regular. Les van mejor los deportes competitivos que requieren intenso esfuerzo físico. 

8) En presencia de problemas utilizar productos fitoterapéuticos o infusiones de diente de león, menta, olmo, fucus, tila, alholva, regaliz, lúpulo y rosa canina. Y evitar las de equinácea, áloe, bardana, genciana, barba de maíz o ruibarbo. 

Cabe añadir que los alimentos que favorecen el aumento de peso en las personas del tipo 0 son el gluten del trigo, el maíz, las judías, las lentejas y las crucíferas (coles, coliflor y coles de Bruselas). Por el contrario, favorecen la pérdida de peso las algas marinas, la sal yodada (de forma muy moderada), los pescados y mariscos, la carne de hígado, las espinacas y el brócoli. 

Características Generales del Tipo A 

Las personas con sangre del tipo A presentan según D'Adamo -hablando en general, insistimos- un sistema inmunitario vulnerable, una buena adaptación a condiciones ambientales y nutritivas estables, bienestar con una actividad física o deportiva relajante, un aparato digestivo frágil que tolera mal la carne, la harina de trigo, la leche y los lácteos, y al que le va mejor una dieta vegetariana rica en cereales y legumbres. 

Las personas del tipo A deberían pues: 

1) Basar su dieta en el consumo de fruta, cereales, legumbres y verduras. 

2) Consumir pescado sólo en pequeñas cantidades (carpa, mero, bacalao, merluza, salmón, sardina, trucha) excluyendo los pescados planos como el lenguado y la platija. 

3) Limitar o evitar el consumo de carne pero evitando los embutidos, las carnes -especialmente si están en conserva- y los alimentos salados o ahumados (embutidos, carnes en conserva, alimentos en salazón...). 

4) Evitar el consumo de leche y productos lácteos. En cambio, la soja y sus derivados le son particularmente beneficiosos. 

5) No consumir alimentos precocinados. 

6) Consumir de forma habitual semillas oleaginosas y frutos secos pero evitando las nueces brasileñas y los pistachos. 

7) Reducir el consumo de productos a base de harina de trigo. 

8) Practicar actividades físicas relajantes (yoga, Tai-Chi, bicicleta, natación, excursiones...). 

9) Utilizar en caso de malestar productos fitoterapéuticos o infusiones de manzanilla, cardo mariano, equinácea, valeriana, áloe, bardana y espino albar pero evitar la barba de maíz y el ruibarbo. 

Cabe agregar que los alimentos que favorecen el aumento de peso en las personas del tipo A son las carnes, los alimentos lácteos, las habas y el exceso de trigo favoreciendo el adelgazamiento los vegetales, los aceites vegetales, la soja y la piña. 

Características Generales del Tipo B 

Las personas con sangre del tipo B presentan según D'Adamo un sistema inmunitario activo, facilidad de adaptación ambiental y nutricional, bienestar con actividades físicas o deportivas moderadas y equilibradas, y un aparato digestivo eficiente que le permite seguir una dieta variada y equilibrada con leche y lácteos pero que posee poca tolerancia a los embutidos, la carne de cerdo, el marisco, las semillas y los frutos secos. 

Las normas generales a seguir por las personas del tipo B serían: 

1) Llevar una dieta variada y equilibrada. 

2) Consumir abundantes frutas y hortalizas de hoja verde. 

3) Consumir carnes magras pero evitando las de pollo y cerdo así como los embutidos. 

4) Consumir pescado pero evitar los mariscos. No se recomiendan las gambas, los cangrejos, la langosta, los mejillones, las ostras, las almejas, el pulpo, las anchoas, la anguila y los caracoles. 

5) Consumir huevos, leche y productos lácteos (es el único que los tolera bien). 

6) Limitar los productos a base de trigo y maíz. 

7) Limitar el consumo de semillas y frutos secos. 

8) Practicar actividades físicas moderadas y equilibradas como los ejercicios aeróbicos, la bicicleta, la natación, el yoga o el tenis. 

9) Utilizar en caso de malestar productos fitoterapéuticos o infusiones de salvia, menta, ginseng, eleuterococo o regaliz pero evitar las de tila, lúpulo, ruibarbo, áloe, barba de maíz y alholva. 

En cuanto a los alimentos que favorecen el aumento de peso en las personas del tipo B son el maíz, las lentejas, los cacahuetes, las semillas de sésamo, el trigo y el trigo sarraceno favoreciendo el adelgazamiento los vegetales de hoja verde, el té de palo dulce, la carne -especialmente la de hígado-, los huevos y los lácteos. 

Características Generales del Tipo AB 

Las personas con sangre del tipo AB presentan según D'Adamo un sistema inmunitario vulnerable, facilidad de adaptación a las condiciones de vida modernas, bienestar con una actividad física o deportiva relajante que exija esfuerzos moderados y un aparato digestivo frágil que precisa una dieta mixta moderada y tolera mal las carnes rojas, la pasta, las alubias y los frutos secos. 

Las normas generales a seguir por las personas del tipo B serían: 

1) Limitar el consumo de carnes rojas y evitar las carnes en conserva o ahumadas así como los embutidos. 

2) Consumir pescado y marisco pero evitando la langosta, las gambas, los cangrejos, las ostras, las almejas, el pulpo, la lubina, las anchoas y la anguila. 

3) Evitar el consumo de productos a base de harina de trigo y limitar el consumo de pasta. 

4) Consumir leche, lácteos y quesos... salvo cuando al hacerlo haya producción excesiva de moco con afecciones de las vías altas respiratorias. En tal caso deben suprimirse. 

5) Consumir frutas -especialmente ciruelas, uvas, piña y frutas del bosque- y hortalizas en abundancia -sobre todo tomate-. 

6) Preferir las grasas vegetales -primando el aceite de oliva- pero evitar el vinagre. 

7) Eliminar los encurtidos y la pimienta. 

8) Preferir las actividades físicas y deportivas relajantes que exijan sólo esfuerzos moderados. 

9) En caso de malestar utilizar productos fitoterapéuticos o infusiones de manzanilla, cardo mariano, equinácea, eleuterococo, regaliz o espino blanco pero evitar las de tila, lúpulo, áloe, barba de maíz, alholva y ruibarbo. 

Terminamos comentando que los alimentos que favorecen según Peter D'Adamo el aumento de peso en las personas del tipo AB son las carnes rojas, el maíz, el trigo, el trigo sarraceno, las alubias, las judías y las semillas de sésamo mientras favorecen el adelgazamiento las verduras, las algas marinas, los pescados, los lácteos, la piña y el tofu. 

Conclusión 

Hasta aquí un breve resumen de lo expuesto por los D'Adamo -padre e hijo-. Sólo nos resta apuntar que a nuestro juicio la generalización propuesta es demasiado amplia y probablemente no responda a la realidad individual aunque sí pueda reflejar las "tendencias". Por otra parte, el Test Indicán permite saber si tenemos problemas con los alimentos pero no conocer cuáles son concretamente los que nuestro organismo rechaza activando las defensas del sistema inmune. Sin embargo, los actuales tests de intolerancia o sensibilidad alimentaria sí los detectan por lo que lo más adecuado es someterse a ellos. Una posibilidad, por cierto, a la que debería optar toda aquella persona a la que se le ha diagnosticado una enfermedad autoinmune. Es muy posible que mejoren simplemente eliminando los alimentos a los que su organismo reacciona con virulencia. 

lunes, 6 de junio de 2011

Consejos para evitar el cáncer


El cáncer básicamente es una enfermedad de las células que han cambiado el mecanismo de control que gobierna su proliferación y diferenciación. A consecuencia de este cambio se produce la multiplicación sin control y con capacidad para invadir las estructuras vecinas y, por vía linfática o hemática, las nuevas colonias tumorales o metástasis.
Se presenta en todas las especies animales, edades y razas. Se conoce que la frecuencia, la distribución geográfica y el comportamiento de los diferentes tipos de cáncer están relacionados con el sexo, la edad, la raza, la predisposición genética y la exposición a productos carcinógenos como los colorantes, el benceno, el alquitrán, el humo del tabaco, etc. Algunos virus también han sido identificados como agentes causales del cáncer.

PREVENIR EL CÁNCER
La idea de que se puede prevenir el cáncer mediante la dieta no es nueva, hace más de cien años que diversos autores han propuesto diferentes hábitos dietéticos como causas de los cánceres, cosa que los hace susceptibles de fundamentar recomendaciones preventivas.

En los años setenta, el interés por la dieta como causa de cáncer se pone de actualidad definitivamente al empezarse a disponer de evidencias científicas sólidas.
Desde entonces se puede afirmar que la dieta, junto con el tabaco y las exposiciones a sustancias carcinogénicas en el medio laboral, son los tres factores más importantes relacionados con el cáncer.
APUNTES PARA UNA DIETA ORIENTADA A PREVENIR EL CÁNCER Y OTRAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
Lo primero que hay que recordar es que el tabaco es el principal factor de riesgo para contraer muchos tipos de cáncer. Los siguientes puntos son una síntesis de las recomendaciones preventivas que pueden contribuir a prevenir determinados tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas; y en todo caso, también son útiles para seguir una dieta saludable.
HACER PRINCIPALMENTE DIETAS RICAS EN VERDURAS, FRUTAS VARIADAS, LEGUMBRES Y FÉCULAS.
La evidencia de que las dietas ricas en verduras y frutas protegen contra el cáncer es clara, así como también legumbres y féculas poco elaboradas, aunque en este último caso la evidencia no es tan consistente. Ésta será una dieta con alimentos poco calóricos. Sin embargo, esta recomendación no significa que las dietas vegetarianas sean más protectoras que dietas que incorporen cantidades moderadas de carne (ved más adelante).

EVITAR EL SOBREPESO Y LA OBESIDAD.
Aquella persona con un índice de masa corporal entre 25 y 30 se considera con sobrepeso, mientras que cuando supera 30 se considera con obesidad.

El índice de masa corporal se calcula dividiendo el peso en kg por la altura en metros al cuadrado.

Por ejemplo, para una persona que pesa 65 kg y tiene una altura de 1 m 62 cm:

65 / 1,622 = 24,77 (por poco, pero no se considera sobrepeso).

Entre los tumores relacionados con la obesidad se encuentra el cáncer de cuello de útero, el de mama en mujeres postmenopáusicas y el de riñón.

MANTENER UNA ACTIVIDAD FÍSICA MODERADA.
Existe la evidencia clara de que efectuar una actividad física moderada de forma continuada puede contribuir a prevenir el cáncer de colon, además de ayudar a evitar el sobrepeso y la obesidad. La actividad física que se recomienda consiste en caminar a paso ligero (6 km/h) una hora por día, tres veces por semana o más, o algún tipo de ejercicio similar.

COMER ENTRE 400 I 800 GRAMOS POR DIA DE FRUTAS O VERDURAS VARIADAS.
Estos componentes de la dieta aportan fibra y muchas vitaminas, minerales y otras sustancias bioactivas que pueden ser preventivas de diferentes tipos de cáncer. Entre los cánceres más importantes que pueden contribuir a prevenir se pueden citar el de cavidad oral y faringe, el de esófago, el de pulmón, el de estómago y el colo-rectal. Otros cánceres para los cuales la evidencia es menos sistemática son el de laringe, mama, vejiga urinaria y páncreas.

COMER ENTRE 600 I 800 GRAMOS DIÁRIAMENTE DE LEGUMBRES, CEREALES (GRANO), TUBÉRCULOS Y OTROS ALIMENTOS DE ORIGEN VEGETAL.
Las dietas ricas en cereales integrales y en legumbres posiblemente reducen el riesgo de cáncer de estómago, y las dietas con alto contenido en féculas pueden ayudar en la prevención del cáncer de colon. Hacer este tipo de dietas con cereales y legumbres aporta carotenoides y vitaminas C y E, que pueden proteger contra diferentes tipos de cáncer.

EVITAR EL CONSUMO DE ALCOHOL. EN EL CASO QUE SE CONSUMA, SE TIENE QUE LIMITAR A DOS COPAS O MENOS POR DÍA EN LOS HOMBRES, Y A UNA COPA O MENOS POR DIA EN LAS MUJERES.
Diferentes estudios han mostrado de forma convincente que el consumo de alcohol aumenta el riesgo de sufrir cáncer de cavidad oral y faringe, laringe, esófago e hígado. Por otro lado, hay que tener en cuenta que es más probable que la persona que bebe también fume, lo cual multiplica el riesgo de sufrir cánceres como el de cavidad oral, de laringe y de esófago. Otros cánceres que posiblemente están relacionados con el consumo de alcohol son el de mama y el colo-rectal. Los beneficios de consumir pequeñas cantidades de bebidas con alcohol, como el vino, para prevenir algunas enfermedades cardiovasculares, hacen que el consumo recomendado se limite a una o dos copas al día de bebidas con contenido alcohólico.

LIMITAR EL HECHO DE COMER CARNE ROJA (TERNERA, CORDERO, CERDO) A MENOS DE 80 GRAMOS DIARIOS. ES PREFERIBLE COMER PESCADO, POLLO U OTROS TIPOS DE CARNES.
Las dietas que contienen cantidades elevadas de carne roja (ternera, cordero o cerdo) o basadas en productos elaborados a partir de estas carnes probablemente incrementan el riesgo de sufrir cáncer colo-rectal, y posiblemente aumentan el riesgo de sufrir cáncer de páncreas, próstata, mama y riñón. Sería conveniente que las calorías aportadas por este tipo de comidas no supere el 10% del total.

LIMITAR EL CONSUMO DE GRASA DE ORIGEN ANIMAL Y DE LOS ALIMENTOS GRASIENTOS EN GENERAL.
Las dietas ricas en grasa de origen animal posiblemente incrementan el riesgo de sufrir cáncer de pulmón, mama, colo-rectal, de endometrio y próstata. Por otro lado, hay que tener en cuenta que estas dietas incrementan notablemente el riesgo de obesidad.

LIMITAR EL CONSUMO DE ALIMENTOS CONSERVADOS EN SAL. EVITAR COMIDAS QUE SE HAYAN PODIDO ESTROPEAR POR ESTAR MAL CONSERVADAS.
Estos alimentos probablemente incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de estómago. Actualmente ha disminuido considerablemente el uso de la sal y de determinado tipo de conservantes, y tomar alimentos que los contengan, de forma ocasional, no supone ningún riesgo.
EVITAR ALIMENTOS CHAMUSCADOS. COMER SÓLO OCASIONALMENTE CARNE HECHA A LA BARBACOA, ASÍ COMO ALIMENTOS CURADOS O AHUMADOS.
Las dietas compuestas por alimentos que en su cocción se chamuscan probablemente aumentan el riesgo de cáncer de estómago, y cuando se hacen en barbacoas o muy fritos posiblemente se asocian con un aumento de riesgo de cáncer colo-rectal. Este tipo de cocción produce aminas aromáticas que pueden ser carcinogénicas. Los alimentos ahumados pueden contener hidrocarburos policíclicos aromáticos que pueden ser carcinogénicos.

LAS RECOMENDACIONES DIETÉTICAS ANTERIORES HACEN INNECESARIO EL CONSUMO DE SUPLEMENTOS VITAMÍNICOS.
Seguir una dieta como la descrita hasta ahora hace que no sea necesario tomar ningún suplemento vitamínico. Es más, no se ha demostrado que cuando las vitaminas se toman como suplementos reduzcan el riesgo de desarrollar un cáncer.

sábado, 4 de junio de 2011

PROTEJASE, COMBATA AL COLERA


Prevención del Cólera
                                  
El cólera puede ser controlado solo con una rigurosa higiene, la purificación del agua y la disposición apropiada de las heces fecales. En caso de que haya una ligera duda de contaminación del agua, debe ser hervida antes de beberla o usarla para cocinar. Todas las comidas deben ser mantenidas cubiertas, y las verduras y frutas lavadas con una solución de cloro antes de consumir. Aquellos que manipulen la comida deben lavar bien sus manos antes de empezar a cocinar.


Las medidas individuales de prevención más eficaces son las siguientes:
·          Cocer los alimentos completamente y consumirlos aún calientes.   Evitar que los alimentos cocinados entren en contacto con los alimentos crudos, con el agua o el hielo, con moscas, superficies contaminadas, cubiertos sucios y otros. La congelación no mata el cólera.   No comer frutas ni verduras crudas sin velarlas en el momento del consumo, ni dejarlas expuestas. lavarse las manos antes de tocar cualquier alimento.  



     Las moscas son un vehículo de contaminación eficiente, por eso debes mantener limpios pisos y baños y otras áreas de tu casa.


Cólera
El cólera es una de las enfermedades más severas de los intestinos. Es una infección seria que involucra la parte baja del intestino delgado. Es una enfermedad marítima y es común durante el verano. La taza de mortalidad de esta enfermedad ha sido bastante alta.

Dónde se encuentran las bacterias que causa el cólera?

Los Vibrio cholerae se encuentran en la gente (con ó sin síntomas).  La evidencia reciente sugiere que las bacterias puedan también poder sobrevivir en ciertos tipos de agua cerca del océano (aguas saladas ó estuarios).


Síntomas del Cólera

El primer signo del cólera puede ser una diarrea leve. Esto es seguido por una repentina purgación violenta. Las heces son blandas, aguadas y de color grisáceo-marrón. La diarrea es usualmente acompañada de nausea y vómitos. El paciente tiene calambres severos en el estómago, y se siente muy sediento y cansado. La temperatura aumenta, pero la piel está generalmente fría y pegajosa y el pulso es débil. En la etapa siguiente, el cuerpo se vuelve más frío; la piel se seca, se arruga y se vuelve violeta; la voz es débil y enronquecida; y la orina escasa y oscura. La presión sanguínea cae, los calambres son agonizantes, y signos de colapsos aparecen rápidamente.


El cólera es causado por un germen conocido como vibrio cholerae. Este germen produce un poderoso veneno o endotoxina. La enfermedad se propaga por las moscas y el agua contamina por los gérmenes.

Dieta para el Cólera

El paciente no debe ingerir comida sólida hasta que se haya recuperado totalmente del cólera. Todas las verduras sin cocinar deben ser evitadas. Las comidas blandas serán fácilmente digeribles por el paciente. El limón, cebollas, vinagre y menta deben ser incluidos en la dieta diaria durante un cólera epidémico.

Tratamientos del Cólera

El tratamiento adecuado y suficiente de forma general es la solución de sales de rehidratación oral, aunque en las ocasiones en las que la deshidratación es muy acusada, es necesaria la reposición intravenosa de los líquidos y solutos perdidos. El potasio se repone con un zumo de limón, agua de coco o similares. Sólo en los casos muy graves se deben utilizar antibióticos, siendo la tetraciclina el fármaco de elección, siempre bajo control médico.